El Parlamento Europeo ha dado un nuevo paso en el proceso de eliminación de los vehículos de combustión de nuestras carreteras. El pasado 14 de febrero se aprobó la legislación que marca el fin en la venta de unidades de nueva fabricación. A partir de 2035, todos los nuevos turismos y furgonetas que se vendan en la Unión Europea tendrán cero emisiones.
Hasta esta fecha, la legislación comunitaria establece una reducción del 55% de emisiones contaminantes en automóviles y un 50% en furgonetas con respecto a 2021. Paso previo a la prohibición total de vehículos de combustión previos de 2035.
La apuesta por una nueva movilidad en la UE es una realidad imparable para implementar la denominada ‘conducción sostenible’ entre toda la población, facilitando la transformación del parque automovilístico europeo de forma paulatina.
Aquí juega un papel esencial la propia industria del automóvil, en la que las grandes firmas europeas están alineadas con la legislación comunitaria para la adaptación de su producción hacia la sostenibilidad, con nuevas tecnologías limpias en las que el litio se ha convertido en elemento esencial para su desarrollo.
El litio, indispensable para el vehículo eléctrico
Por su elevada densidad energética –soporta una mayor carga de electricidad en un menor tamaño–, su lenta descarga en desuso y la ausencia del efecto memoria –puede cargarse al 100% después de una carga parcial–, las baterías de iones de litio se han convertido en la clave de bóveda sobre la que se sustenta actualmente el vehículo eléctrico.
Pese a los trabajos de desarrollo en torno al hidrógeno verde, las baterías de litio han demostrado ser mucho más eficientes y sostenibles para este tipo de transporte verde. Así, este metal es el elemento perfecto para la nueva era de vehículos, que suelen tener una media de 8 kg del mineral en su composición.
Según el Foro Económico Mundial, serán necesarios 2.000 millones de vehículos eléctricos para sustituir a la flota actual de gasolina en el mundo hasta 2050. Esto garantizaría la eliminación de emisiones de CO2 a la atmósfera en el capítulo del transporte. Pero para ello, es necesario proveer a la industria del automóvil del litio necesario para la fabricación de baterías. Y hablamos de un mineral que no es fácil de conseguir: no está presente en todo el mundo.
Por su elevada densidad energética –soporta una mayor carga de electricidad en un menor tamaño–, su lenta descarga en desuso y la ausencia del efecto memoria –puede cargarse al 100% después de una carga parcial–, las baterías de iones de litio se han convertido en la clave de bóveda sobre la que se sustenta actualmente el vehículo eléctrico.