Las pilas y baterías de litio se han convertido en pieza esencial para el desarrollo de la denominada movilidad sostenible y para otros dispositivos electrónicos, indispensables en nuestro día a día. Las distintas posibilidades para el transporte (coche, patinete, bicicleta…), smarthpones, tablets, ordenadores portátiles… necesitan de un ‘corazón energético’ para su funcionamiento y, de hecho, su desarrollo es, actualmente, uno de los principales ámbitos de investigación y mejora en el mundo de la tecnología.

No es de extrañar el incesante desarrollo tecnológico que se está generando en torno a las baterías, y en las que el litio se ha revelado como el mejor elemento para la optimización del dispositivo. Las baterías de litio ofrecen el denominado ‘efecto memoria’, un nivel de descarga muy bajo incluso pasados varios años de vida útil lo que, unido a su escaso peso y gran capacidad de carga las han convertido en las elegidas mayoritariamente por todo tipo de aparatos electrónicos.

El uso continuado de estos dispositivos hace que la capacidad de la batería vaya decayendo con respecto a su estado original, un detalle de gran importancia en el caso de los vehículos eléctricos. Por ejemplo, Elon Musk aseguró que la batería de un Tesla Model 3 tenía una vida útil de unos 1.500 ciclos de carga/descarga, lo que se traduce en una vida útil de hasta unos 800.000 km en determinados modelos.

Para ayudarte, te dejamos tres consejos esenciales que te ayudarán a mejorar la vida de la batería de iones de litio de cualquiera de tus dispositivos:

La opción de recargas rápidas para cuando estemos de viaje es de gran ayuda… pero no favorece en nada a la vida útil de de las baterías. Lo mismo ocurre con las opciones de este tipo para portátiles o smartpohnes, que necesitan de mayor autonomía para jornadas de trabajos o reuniones lejos de puntos de carga accesibles. 

Batería en reserva, NO

Al igual que ocurre con el depósito en los vehículos de combustión, apurar la batería al máximo es contraproducente para el funcionamiento y la vida del dispositivo. Los componentes internos que conforman la batería están expuestos a un estrés en su funcionamiento que, en el caso de una batería baja, se acrecientan.

Todo ello repercute no sólo en su vida útil a largo plazo, sino también en su funcionamiento diario, que se irá viendo mermado si abusamos de esta práctica. Curiosamente, los expertos también apuntan a que no es conveniente mantener siempre la carta en torno al 100%, por el mismo estrés en los componentes que comentábamos anteriormente. Lo ideal sería un nivel que se mantuviese entre el 20 y el 80% de carga aproximada.

Un detalle importante que debemos saber es qué ocurriría si nuestra batería de litio se descarga por completo. Partiendo de que no deberíamos permitir su descarga al 100% para evitar daños internos, nuestro primer paso debe ser iniciar la carga cuanto antes para minimizar posibles daños permanentes. Si no reacciona a la carga, nos veremos obligados a cambiarla por otra nueva.

Evita las cargas y descargas rápidas de tu batería de litio

Es importante que también evitemos las descargas continuadas porque dan pie a una degradación de la batería mucho más rápida que en su estado óptimo.

En el caso de los coches eléctricos, también conviene no realizar acelerones continuados al vehículo, ya que suponen un consumo muy importante de la batería y nos restarán prestaciones. Para otros dispositivos, como smartphones o tablets, la reducción del brillo de la pantalla, desactivación de localización o de las aplicaciones inactivas nos ayudarían a disminuir la tasa de descarga.

Y si lo decimos de las descargas, no puede quedar atrás en el caso de las cargas rápidas, una de las grandes demandas de usuarios y líneas de desarrollo para marcas y constructores. Pese a lo goloso que pueden parecer los puntos de carga rápida para viajes por carretera –punto clave en el desarrollo de las electrolineras–, los expertos confirman que la carga rápida degrada una batería de litio con mayor rapidez que si hacemos uso de la carga estándar, por lo que se recomienda su uso exclusivamente en casos estrictamente necesarios.

Ni frío, ni calor extremo para nuestra batería de litio

La temperatura ha sido, históricamente, uno de los frentes de batalla para los diseñadores y fabricantes de baterías de cualquier tipo de dispositivo. En el caso de las baterías de litio, es importante evitar tanto las temperaturas muy elevadas como las más bajas. ¿Por qué? Este tipo de baterías de iones de litio están previstas para trabajar de forma óptima entre los 15º C y los 24º C.

Una temperatura demasiado elevada supone una degradación acelerada de los componentes del dispositivo, mientras que las temperaturas bajo cero traen consigo una caída de la autonomía de las baterías.